Guía: ¿CÓMO ESCRIBIR NOTAS DE CATA?

Puede que gracias a cierto marketing pienses que el mundo del vino es muy difícil y solo es accesible para unos pocos elegidos. Tal vez has leído notas de cata con términos extraños y aromas varios. También están esas donde se describe al vino como una experiencia que poco tiene que ver con lo que vos encontrás en la copa. No por ello creas que debés hacer notas complejas.

Dejando de lado aquellas notas de cata que, pese a parecer provenir de grandes críticos e intelectuales, no ayudan a quien se inicia en el mundo del vino (ni a nadie, en realidad); encontramos aquellas bien escritas, sencillas e informativas, las cuales resultan ser grandes herramientas.

Esta entrada te ayudará a escribir notas de cata de vinos más útiles y precisas.

📝¿De qué sirve tomar notas durante una cata?

 Ayuda a concentrarte.

Es muy fácil perder el foco durante una degustación, pero es un momento en donde la concentración es clave. Necesitás que la mente deje de divagar para que, de a poco, tus sentidos puedan percibir las sutilezas y, así, logres reconocerlas. El ejercicio de escribir mientras uno va pasando por las distintas fases de la cata ayuda a mantener esa atención.

 Pone en contexto el vino. 

Muchos amantes del vino, en sus notas, escriben las condiciones en que este se sirvió. Consideran relevante no solo la temperatura del líquido, sino también la del ambiente, la hora del día, si se lo acompañó con alguna comida, entre otros datos circunstanciales. Toman estos elementos en cuenta para favorecer la objetividad de su juicio, ya que las circunstancias pueden distorsionar la apreciación de cualquier vino.

Pese a que pruebes el mismo vino en diversas oportunidades, este no ha de ser igual; o mejor dicho, vos no vas a sentir exactamente lo mismo. Porque lo que sientas ha de depender tanto del vino como de la situación. Es por ello que las sensaciones pueden ser diferentes. Nosotros no catamos igual todos los días, pero no solo eso. Hay veces, sobre todo con determinados vinos, que no hay dos botellas iguales, ya que han evolucionado de forma diferente.

Si hacés catas a ciegas en grupo, te aconsejo que intentes no ser influenciado por los demás. Es interesante que el proceso sea en silencio (relativo, sin dejar de pasar un momento distendido y agradable). Una cata agradable, en donde cada uno pueda concentrarse en su copa, tomando notas para luego hacer una puesta en común.

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 Ayuda a pulir tu método de cata.

Este ejercicio de tomar notas disciplina sin que nos demos cuenta nuestros métodos de cata.

Es un hábito que te ayuda, principalmente a seguir aprendiendo. Te obliga a reconocer lo que sentís en el transcurso de la cata y a buscar palabras para poder expresarlo.

 Te permite conocer mejor tus gustos y como estos cambian.

Algunas personas pueden recordar con gran facilidad los nombres y las características de los vinos que han probado. Pero otras necesitamos tomar notas para recordar el nombre del vino, asociarlo con sus características y hasta con nuestra opinión.

Es recomendable anotar las etiquetas que pruebes y lo que te gustó para que puedas disfrutarlos de nuevo y, además, tengas una referencia con la cual compararlos con otros vinos.

Las notas de cata (que pueden ser notas digitales, audios en tu celular o la clásica libretita) son una especie de archivo que te sirve para registrar los vinos que has probado y porque te han gustado o no. Si lo convertís en un hábito, no solo te ayudará a recordar como era un vino que probaste hace tiempo; sino que este archivo te servirá para conocer como tu gusto personal sobre el vino va cambiando, se va ampliando y mutando a medida que probás nuevos vinos.

 Es un gran apoyo a la hora de comprar. 

Una de las razones para ir a catas es descubrir vinos que luego decidiremos si compramos o no. Por ello es bueno tomar nota de los que quisiéramos volver a degustar. Tené en cuenta que las notas pueden ser tomadas con papel y lápiz o en tu celular.

Leer notas ajenas, te puede servir, si están bien redactadas (son concretas y concisas), para hacerte una idea de lo que podés llegar a encontrar en la botella antes de abrirla.

 Es ideal para comunicar tu experiencia personal.

Con tus notas podés transmitirle, al que las lea, una idea sobre el vino. Sé que es un objetivo difícil, ya que las percepciones de cata son siempre subjetivas. Sin embargo, si escribís empleando palabras concisas, siendo coherente con lo que sinceramente sentís en la copa, es fácil transmitirle a un tercero lo que sentiste.

Es aconsejable no redactar notas muy elaboradas e inclinarse por emplear descriptores más generales, que se entiendan con facilidad.

Es probable que tus descripciones resulten significativas para las personas que comparten tu enfoque y tu lenguaje, especialmente si están probando el vino con vos. Pero puede que otra persona que lea tus notas las encuentre incomprensibles y no hay drama en ello, no tenés que preocuparte. Del mismo modo, encontrarás algunas descripciones de vinos que te resultarán incomprensibles. Es debido a la naturaleza del ejercicio, es altamente subjetivo.

Esto sucede porque todos tenemos diferentes sensibilidades, preferencias y hábitos de alimentación. Dos catadores nunca experimentan exactamente las mismas sensaciones cuando degustan. Por eso no hay absolutos. Nadie puede acusarte de tener una opinión equivocada sobre un vino.

Además, es normal que no todos los días sientas la misma inspiración para escribir sobre el vino que estás probando. Solo escribe aquello que sentís en ese momento de una forma sencilla, no hacen falta palabras complejas.

 Te permite aprender de otros.

Los conceptos básicos y necesarios empleados durante la cata, son los que te permiten hablar de un vino más allá del «me gusta o no me gusta». Estos se aprenden con facilidad y naturalidad. Otra cosa son los conocimientos enciclopédicos, que parecieran querer alejar a la descripción de ser comprendida. No hacen falta tantas palabras para poder hablar de lo que uno aprecia en un vino.

Podés probar un vino, tomar tus propias notas y, luego, leer las de especialistas y de otros amantes del vino para ver si sus impresiones fueron similares. Es un ejercicio útil porque te ayuda a descubrir aromas, sabores y sensaciones que otros han descrito y vos has percibo, pero no pudiste identificar.

¿Qué escribo y cómo lo hago?

Te aconsejo que tomes notas simples. Evitá escribir oraciones largas que no tengan significado. Es preferible tomar notas cortas, referentes a sensaciones y con una cantidad de descriptores coherente (no vas a sentir toda la rueda de los aromas en una sola copa).

Vale aclarar que cuando se habla de descriptores aromáticos, se hace referencia a esos elementos que conocemos de la naturaleza, tales como: flores, hierbas, frutas, entre otros; que nos sirven para describir lo que percibimos en una copa de vino.

Para aprender el vocabulario del vino te recomiendo leer: EXPRESÁ LO QUE SENTÍS DURANTE LA CATA DE VINOS.

Tené en cuenta que los descriptores que encuentres tienen que ver con tu experiencia personal. Por ejemplo, en China un sommelier no podía utilizar en sus catas los descriptores aromáticos que empleamos en occidente porque sus catadores simplemente no los conocían. Las notas de cata que puede hacer alguien de este lado del mundo no les sirven porque se basan en ciertas flores, frutas y cosas poco conocidas en China. Es por ello que creó sus propios descriptores a partir de lo que sus catadores si podía conocer, ya que son elementos de habitual consumo en ese país.

Podés simplemente nombrar los descriptores que encontrás en tu copa, por ejemplo: frutos rojos, o escribir lo que ese aroma que no podés identificar evoca en vos, por ejemplo «el postre que me hacía mi mamá cuando era chiquita». A medida que vayas avanzando con el número de catas vas a poder reconocer e identificar más específicamente a que te hace recordar tal o cual aroma. Entonces, en vez de escribir «el postre que me hacía mi mamá cuando era chiquita» elijo el descriptor al cual asocio ese recuerdo, por ejemplo: aroma a vainilla. Así llegarás a una descripción más sencilla y que generará más consenso entre todos los catadores que, por ejemplo, te acompañen durante una degustación o que, posteriormente, puedan llegar a leer tus notas.

Hay una frase que dice «No hay dos personas que lean el mismo libro», pues es lo mismo con el vino. Ni siquiera dos personas que beben juntas el mismo vino beben, en realidad, el mismo vino. Porque su vivencia del hecho es personal y única.

Recordá que cada nota de cata, por más que quien la escriba busque ser objetivo, depende de esa botella de vino en particular, de ese día y de como se encontraba el catador tanto física como anímicamente al momento de degustar. Las notas de cata son, por definición, subjetivas.

Tomando nota.

Primer o último paso: La identificación del vino.

Puede ser el último paso cuando se trata de una cata a ciegas, en donde la botella de vino se encuentra con la etiqueta tapada, su identidad se revela al final de la cata.

Cada nota que tomes debe contar con la identificación del vino. Para esto, observá cuidadosamente la etiqueta y anotá los datos relevantes.

Información adicional que posiblemente puedas añadir en tus notas: el precio de la botella, temperatura del vino, la fecha y hora de la cata.

No existe un estándar para escribir notas de cata de vinos, pero habitualmente se realizan siguiendo las fases de la degustación: visual, olfativa y gustativa.

Fase visual.

Las descripciones más empleadas en esta fase son:

Limpidez:

Un vino es límpido si no hay partículas en suspensión. Podemos encontrar vinos: brillantes, mates, limpios, turbios (partículas en suspensión que flotan en el vino), velados (partículas en suspensión crean una película densa).

Escala de limpidez: brillante < claro < velado < nublado < turbio

Color (matiz):

Una regla básica, que se aplica a todos los vinos, es que su color tiende a cambiar con el paso del tiempo. Es decir, los vinos blancos se oscurecen (tendiendo a pardos) y los tintos se aclaran y toman matices teja o marrones.

Tené en cuenta que edad y evolución del vino no tienen que coincidir necesariamente. Porque un vino tenga más edad no sígnica que su aspecto parezca más viejo, necesariamente. Pero es habitual que esto suceda.

🍷 Ejemplos de colores en vinos tintos:

  • Violáceos y azulados: estos tonos corresponden a vinos jóvenes y poco evolucionados.
  • Granate: es el tono de los vinos tintos al inicio de su evolución.
  • Rojo: vinos tintos en el momento culmen de su evolución. Presentan un color brillante e intenso.
  • Caoba: corresponde a vinos tintos evolucionados con tiempos de crianza largos.
  • Teja: es el tono de los vinos tintos más evolucionados, presentan tonalidades anaranjadas. Indica tiempos de crianza muy largos, durante los cuales el vino pierde intensidad de color, opacidad y brillo.

🥂 Ejemplos de colores en vinos blancos:

  • Pajizo verdoso: claro, de un amarillo pálido con reflejos verdosos. Este es el color de los vinos blancos más jóvenes.
  • Pajizo: color de los vinos algo más evolucionados que los anteriores, pero con un tiempo de madurez aún bajo. Color pálido propio de blancos secos jóvenes.
  • Dorado: el color que empieza a mostrarse a partir de un cierto tiempo de maduración.
  • Oro cobrizo: color presente en vinos blancos con bastante evolución, normalmente blancos secos con estancia en barrica. También es un color común entre los vinos blancos dulces.
  • Ocre: color más oscuro y apagado, menos brillante y que puede mostrar reflejos cobrizos. Este color lo presentarán los blancos con mayores tiempos de crianza, así como los vinos dulces y vinos amontillados y fortificados.

Color (intensidad):

Un truco sencillo para averiguar la intensidad que tiene el vino, y por lo tanto la capa, sería colocar un papel escrito por debajo de la copa.

Si la capa es alta no podremos leer el texto a través de la copa, si la capa es media podemos entrever el texto y por último, la capa será baja cuando veamos perfectamente lo que está escrito. Esta característica está directamente vinculada con la intensidad del color del vino analizado.

En el caso de los vinos blancos, la capacidad de ver a través del vino no se pierde totalmente como en el caso de los tintos de capa alta.

En los blancos, los vinos de intensidad cromática baja serán prácticamente transparentes, y en algunos casos casi incoloros. Estos vinos suelen tener poco cuerpo, presentan un nivel notable de acidez y tienen tonalidades claras. Los vinos de intensidad alta, por el contrario, serán los que presenten un mayor grado de opacidad. Lo cual es, en la mayoría de los casos,  sinónimo de mayor cuerpo y estructura.

Viscosidad:

Llamamos lágrimas o piernas al vino que cae con mayor lentitud por los lados de la copa. Las lágrimas son la viscosidad o untuosidad que deja el vino al agitar la copa con un movimiento circular, dejando huellas que pueden ser más o menos grasas y tener más o menos color, dependiendo del tipo de vino y de su edad.

Esta presencia de lágrimas está relacionada con la concentración de alcohol y azúcar del vino.

Los vinos de lágrimas marcadas pueden llegar a tener mayor contenido de alcohol y glicerina. Además, esto puede indicar que son vinos más maduros, con más cuerpo y más densos que un vino de lágrimas menos marcadas.

Para profundizar los pasos a seguir durante la primera fase de la degustación te recomiendo: CATA DE VINOS: FASE VISUAL.

Fase olfativa.

Al principio se siente (huele) el vino sin agitar la copa, es la primera nariz. Intentá identificar esta primera impresión ¿podés reconocer algún aroma o sensación? Luego, agitá la copa en forma de remolino (con cuidado, sin salpicar) para ayudar a que se liberen los aromas, volvé a sentir el vino. Esta es la llamada segunda nariz.

A medida que vayas avanzando en la práctica de la degustación, podrás identificar la edad de los vinos. Por ejemplo, un vino muy afrutado y vivo, será un vino joven. Mientras que un vino evolucionado tiene componentes complejos y mixtos.

La Rueda de los Aromas proporciona un gráfico visual de las categorías de aromas que se pueden encontrar en el vino habitualmente. Podés leer más sobre este tema en: El vino, sus aromas y la rueda.

En las etiquetas de los vinos podés leer una gran cantidad y variedad de descriptores aromáticos. Pero, tené en cuenta que vas a nombrar lo que sentís desde tu experiencia personal, tu propia «aromateca».

Te doy un ejemplo: a una misma bodega de Mendoza llega gente de todo el mundo. En el momento de la degustación es cuando salen a la luz la gran diversidad de «aromatecas» que existen, las cuales están relacionadas con el lugar del que proviene cada contingente de turistas. Por ejemplo, los turistas que vienen de Brasil hablan de una gran variedad de frutas tropicales cuando prueban los vinos blancos; mientras que, con los tintos, los turistas provenientes de México encuentran una gran variedad de especias. Ellos nombran frutas, flores y especias que el mendocino que dirige la degustación no conoce porque nunca ha estado en contacto con aquello. En estas situaciones nadie está equivocado, solo hay diferentes «aromatecas» y son todas igual de válidas.

Saber el origen de los diferentes aromas del vino (y con ello, entender el por qué de los descriptores más empleados) te ayudará a mejorar escribiendo tus notas. Te recomiendo el siguiente post: ¿De dónde vienen los aromas del vino?

Los aromas del vino se clasifican en tres categorías generales:

  • AROMAS PRIMARIOS: aromas de frutas, hierbas y flores.
  • AROMAS SECUNDARIOS: incluye notas como pan recién horneado y de levadura, entre otras, así como la crema agria y el yogur (de fermentación maloláctica).
  • AROMAS TERCIARIOS: clavo, vainilla, nueces tostadas, eneldo, coco y humo, entre otros.

Te sugiero que, cuando escribas los aromas que percibís en una copa, enumeres primero los más evidentes. Esto ayuda a crear una jerarquía de importancia. Lo que mencionás primero es lo que sentís con mayor intensidad. Por ejemplo, ciruela y pimienta suena más lógico que pimienta y ciruela. Además, cuando lo consideres necesario intentá incluir un poquito más de información. ¿Es pimienta fresca o pimienta seca? ¿Es ciruela fresca, mermelada de ciruela o ciruela en pasa? Esta especificidad te ayudará a concentrarse en los detalles sobre un vino.

Podés leer más sobre esta fase en: CATA DE VINOS: FASE OLFATIVA

Además, analizá la calidad aromática: ¿Los aromas percibidos son todos agradables? ¿Hay algo desagradable o raro?

Un buen vino será aquel con calidad y persistencia aromática. En la entrada ¿Cómo reconocer un vino de calidad? profundizo sobre este tema.

Fase gustativa.

Se analiza en 3 etapas porque se busca describir la percepción de su evolución durante el paso por nuestras bocas.

🤺 Ataque.

Corresponde a las sensaciones de los primeros 4 o 5 segundos. Dominan los sabores dulces y vinosos (el alcohol tiene un especial sabor dulce aunque con una sensación ardiente) y los aromas más fuertes.

Los vinos jóvenes entran en boca con gran abundancia de sabores, dominando aquellos que se relacionan con los aromas primarios, por ejemplo sabores a fruta. Pese a estar tan cargados, la presencia de estos aromas desaparecen más rápido. En cambio, los vinos viejos se notan más densos, suaves y grasos, con aromas menos intensos y complejos, dominando los secundarios y terciarios que persisten más.

📈 Evolución.

La segunda etapa es la más prolongada, dura entre 7 y 12 segundos. Es donde se verifica el nivel de astringencia provocada por los taninos y se perciben los ácidos, salados y amargos. Al «pasear» el vino por la boca, e introducir un poco de aire haciéndolo «burbujear», este se va «abriendo» y libera sus compuestos volátiles que sentiremos como aromas por vía retronasal.

Para percibir mejor los aromas indirectos: colocá el vino detrás de tus labios y aspirá ligeramente un poco de aire (labios en posición de silbido). Así el vino borboteará y liberará sus aromas y los podrás apreciar de forma retro-nasal. De nuevo, encontrarás una amplia gama de frutas, flores, hierbas, minerales, tostados, caramelos y otros aromas.

🔚 Final de boca.

Luego de tragar o escupir el vino prestá atención a lo que sentís, es el final de boca. Son los segundos necesarios para obtener la impresión completa del vino. (Tené en cuenta que el vino se escupe durante las degustaciones para poder probar cierta cantidad y variedad de etiquetas sin alterar la percepción).

En resumen, el final de boca es la calidad y cantidad de sensaciones que perduran en la boca. Registrá cuanto tiempo dura esta sensación, libre de defectos, la cual se llama caudalía. Es por ello que los vinos pueden tener final de boca “largo”, “mediano” o “corto”.

Se suele clasificar la caudalía en segundos, por ejemplo: hasta 3 segundos, de 4 a 6, de 7 a 9, de 10 a 12 y por encima de 12 segundos. Hay que tener en cuenta que las sensaciones no se detienen bruscamente, sino que disminuyen de intensidad paulatinamente hasta desaparecer. Por eso, es suficiente con la categorización de “largo”, “mediano” o “corto”.

A grandes rasgos podemos decir que un vino con longitud puede presentar persistencia aromática en boca entre 7-10 segundos siendo un vino de muy buena calidad. Hay vinos que pueden presentar esta persistencia por aún más tiempo, son los grandes vinos. Mientras que un vino corto lo probás y, rápidamente, deja de tener presencia en tu paladar. Su sabor se desvanece de inmediato.

Hay vinos de entrada agradable que evolucionan muy rápido hacia sensaciones frescas (acidez), son vinos cortos y, cuando esta fase se ralentiza y prolonga, como pasa con un buen reserva, tenemos un vino largo. Estos dos conceptos, corto y largo, están ligados a caracteres de calidad.

💋 Determinar el perfil del vino en boca.

Nivel de acidez.

Cuando hablamos de la acidez que sentimos durante la cata, no hacemos referencia a la acidez química (pH del vino) sino de la acidez percibida. Podemos evaluar la acidez percibida de un vino prestando atención a cuanto nos hace salivar. Entre más salivación genere, más ácido es.

La acidez, en su correcta medida, dota a la boca de la “frescura” necesaria para equilibrar el “calor” del alcohol.

Algunos términos para describir la acidez son:

  • Verde: vino demasiado ácido.
  • Vivo o fresco: vino con una pronunciada y agradable acidez.
  • Blando o chato: vino que no tiene suficiente acidez.

Un vino blanco siempre será más ácido que un tinto, y esa es una de las razones por las cuales se sirven más fríos que los tintos.

Nivel de alcohol.

Una cantidad de alcohol adecuada aporta una sensación de terciopelo y equilibrio.

Se categoriza en este orden: ligero o suave < cálido < alcohólico o generoso

Las sensaciones térmicas en los vinos se deben al alcohol y a la acidez. El alcohol aporta sensación de calidez, e incluso ardiente. Por su parte, la acidez produce sensación de frescura.

Nivel de dulzura.

Se evalúa qué tan dulce es un vino.

El sabor dulce lo aportan los azúcares, el alcohol y la glicerina. Una cantidad de alcohol adecuada aporta una sensación de terciopelo y equilibrio.

Generalmente, las categorías se ordenan en: extra seco < seco <semi-seco < abocado < semi-dulce < dulce < fortificado.

La dulzura es esencial, ya que hablamos de balance del vino. Cuanto más dulce sea menos acidez se percibirá. A la inversa, un vino muy dulce debe tener una alta acidez para mantener un equilibrio aceptable.

Nivel de astringencia (taninos).

La astringencia es una sensación de sequedad en las encías, la lengua y el paladar debida a la acción de los taninos del vino. Esta característica se evalúa en vinos tintos, porque son los que se maceran junto a sus hollejos (pieles), semillas y, en algunos casos, raspones (escobajos). Tené en cuenta que cada tipo de varietal tiene distinta proporción de taninos.

Los vinos tintos pueden ser suaves, aterciopelados, tánicos, picantes, ásperos, amargos.

Una forma de medir la astringencia es la sensación de “sequedad” o textura “rasposa” que se aprecia al friccionar la lengua con el paladar luego de beber un té cargado sin azúcar, esa sensación de como si se te secara la boca. Esto sucede porque las papilas gustativas y los tejidos de la boca entran en contacto con los taninos contenidos en el té.

Cuerpo.

Hace referencia a la densidad y la consistencia del vino. Es la sensación de volumen que se percibe en la boca.

Un vino con cuerpo (consistencia) puede describirse como robusto, completo, estructurado o ancho. Son aquellos que cubren el paladar como si fuera crema.

Cuando el vino tiene un cuerpo ligero o angosto, se siente más delgado y más parecido al agua en la boca.

Sobre esta fase podés leer más en el post CATA DE VINOS: FASE GUSTATIVA

🔁 Repetí el proceso.

Después de terminar las tres fases podés repetir todo el proceso para verificar y ampliar tus percepciones.

Hacé tus conclusiones.

En tus conclusiones podés hacer una descripción resumida del vino. Las notas de cata son una combinación de observación fragmentada (nivel de acidez, nivel de astringencia, etc) y descripción resumida.

Evalúa el equilibrio general del vino. ¿Cuándo se produce ese equilibrio? Cuando todos los elementos se presentan de forma armoniosa.

En los vinos tintos encontramos tres componentes: la estructura (sensación de solidez/taninos), la acidez (frescura) y el alcohol (calidez). Un buen tinto tiene que tener estos tres componentes en equilibrio, ninguno de ellos en exceso.

Para el vino tinto, un exceso de taninos se presenta en una astringencia demasiado marcada, mucha amargura y sensación de sequedad. Por otro lado, si un vino con demasiados taninos tiene suficientes sabores dulces permanecerá equilibrado porque este dulzor «ocultará» a los taninos.

Es por ello que cuando en el vino tinto hay falta de equilibrio, sobresaliendo los taninos y/o la acidez, nos encontramos frente a un vino duro.

Cuando hablamos de los vinos tintos jóvenes y con poca concentración de taninos, es la dulzura quien equilibrará la acidez.

Los vinos blancos tienen, por lo general, menos taninos y menos estructura al no contar con los taninos. Por tanto, el equilibrio de los vinos blancos está vinculado sobre todo a la acidez y el dulzor.

Por ejemplo, un vino blanco con exceso de acidez se sentirá demasiado «verde». Es típico de los vinos que provienen de uvas poco maduras. A la inversa, un vino blanco con un exceso de azúcar y/o de alcohol y poco ácido para equilibrarlo, parecerá demasiado desagradable.

En esta entrada ¿Cómo reconocer un vino de calidad? te doy algunas claves de la calidad en vinos.

Prestando atención a tus sensaciones podrás determinar el equilibrio entre dulzor y acidez, la textura del vino, y hasta si fue servido a buena temperatura.

Calificación personal: En este momento podés dar tu calificación personal, la cual puede asociarse o no con la relación calidad/precio.

Calificativos dependiendo de la calidad.

  • Pobre: si le falta equilibrio, tiene pequeños defectos, es chato.
  • Aceptable: poco equilibrado, de gusto débil, sin carácter que exprese la variedad de uva o región, pero bebible.
  • Bueno: cuando posee algunos elementos de complejidad, concentración y elegancia.
  • Muy bueno: expresa claramente la variedad de uva y el origen. 
  • Excelente: representa el estilo típico, elegantemente equilibrado y bien diseñado.

GUÍA GRATUITA de Iniciación a la cata de vinos.

No te preocupes por encontrar una gran cantidad de aromas en la copa, de a poco te vas a ir acostumbrando a identificar y reconocer los aromas sin mayores dificultades.

Lo más importante es que te inclines por ciertas características que te darán una idea más acabada de como es un vino: la valoración del equilibrio, la acidez y la elegancia.

Permitile a tu opinión y gustos verse reflejados en tus notas. No es tabú dar tu opinión, sin contar que son tus propios apuntes, un espacio en donde sos totalmente libre. Además, es necesaria esta sinceridad como parte de un proceso de auto-conocimiento, reconocer tus gustos personales y como estos van variando en el tiempo.

¿Tenés algún consejo o inquietud para compartir? Podés dejar tu comentario  Te leo.

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