Tomás tu copa de vino, la observás, sentís su aroma y probás su gusto. Querés encontrar las palabras para expresar lo que sentís. Sabés que tal aroma lo has sentido antes, creés que puede ser tal o cual cosa pero las dudas te impiden ponerlo en palabras ¿Cómo hacer para decirlo bien? ¿Cuál es el término correcto?
Como tantas otras actividades, la cata posee su propio lenguaje; el cual, es una mezcla de términos del ámbito del análisis sensorial (pertenecientes al ámbito científico), con palabras que empleamos a diario.
A través de este lenguaje, se busca identificar las sensaciones experimentadas al catar un vino. Su objetivo es asociar las sensaciones a las palabras más adecuadas para describirlas con claridad.
Esta asociación no es algo extraño ni exclusivo de la cata. Así es como funciona nuestro cerebro, asocia las nuevas percepciones con otras ya experimentadas y almacenadas en la memoria.
Para hacer las descripciones de las sensaciones de la cata, se recurre a las evocaciones; a aquello que te hace recordar, a aquello que has sentido antes. Es por ello que, cuando se hace la descripción de un vino, se emplean de referencia frutas, verduras, especias, etc cuyos aromas pueden ser localizados en el vino.
Los extremos, emplear un lenguaje muy técnico o muy poético (repleto de figuras retóricas), no cumplen con el objetivo de comunicar a otros lo que se ha sentido al degustar tal o cual vino.
A la hora de hacer la descripción de un vino es preferible intentar hablar de forma clara, directa y comprensible.
Cuando comenzamos en el mundo de las catas de vino, carecemos del vocabulario de cata porque, simplemente, es algo nuevo. Por eso no hay que desesperar, el proceso de adquirir este nuevo vocabulario es paulatino y natural.
Usar el vocabulario del vino te puede resultar pretencioso y hablar sobre lo que sentís en tu copa puede parecerte un momento de estrés. Pero, describir el vino que estás tomando es solo eso: hablar de lo que sentís.
En esta entrada te voy a nombrar algunos términos claves del vocabulario del vino y te daré consejos para que hagas tus descripciones con facilidad.
¿Para qué aprender a hablar de vinos?
Cuando aprendemos, junto a la nueva habilidad vienen los nuevos conceptos. Y estos conceptos enriquecen nuestro pensamiento y nos permiten expresar con mayor precisión nuestras opiniones.
El lenguaje del vino te va a ayudar a entender las descripciones hechas por expertos. También, lo vas a poder emplear para expresar tus propias impresiones de los vinos que pruebes. Te ayudará a describir las cualidades que te gustan en el vino gracias a lo cual, el sommelier del restaurante o el vendedor de la vinoteca, podrán guiarte en la dirección correcta. No vas a terminar pagando por un vino que en realidad no te gusta.
En este post te doy algunas herramientas con las que contamos en el blog para mejorar en el uso del vocabulario del vino.
GUÍA GRATUITA de Iniciación a la cata de vinos.
¿Cuál es el origen de este vocabulario?
El vocabulario del vino nace en el siglo XVII, junto con el desarrollo de la calidad de los vinos en Europa. En el siglo XVIII se diversifica y en el XIX se enriquece, al mismo tiempo que progresa el conocimiento de la composición química del vino.
En poco más de dos siglos se ha aumentado la riqueza de este vocabulario de alrededor de cuarenta palabras, en sus inicios, a más de mil en la actualidad.
Consejo # 1: Hablá sobre lo que sabés sentís.
La degustación de vinos puede ser vista como una actividad que sólo algunos eruditos iluminados pueden llevar a cabo. Es lo contrario, todo el mundo (obviamente, hablo del segmento de los mayores de edad) podemos beber y opinar sobre el vino.
Esencialmente, la experiencia de beber vino existe en el universo personal de cada bebedor. Es una experiencia única e individual.
A diferencia de una película o una exposición de arte, no hay un evento común contra el cual poner a prueba tus afirmaciones. Lo que sucede en tu cuerpo, con tus sensaciones y reflexiones, es lo que importa. Y todos los cuerpos son distintos, sienten de una manera única. Es por ello que no hay opiniones equivocadas.
No hace falta ser un gran entendido para dar tu opinión durante una cata. Tampoco se trata de repetir como un loro palabras que suenan complejas. No es necesario hacer gala de términos elevados. Es mucho más simple, se trata de hablar sobre lo que sentís.
Para poder grabar en tu memoria aromas que luego asociarás con lo que sentís en el vino, te recomiendo que leas la entrada: El Caribe en Mendoza o la historia del lulo.
Muchos aficionados al vino se sienten presionados a emplear palabras complejas y expresiones que poco corresponden a lo que hay dentro de una botella de vino. Esto se debe a que algunos profesionales de la industria son maestros que fascinan a la audiencia con sus comentarios pero, finalmente, dicen poco y nada. Termina siendo una especie de anti-lenguaje, cuando el que el lenguaje y el significado se separan.
Lo importante es que, sean cuales sean las palabras que emplees para hacer las descripciones, tengan significado. Que los que te acompañan en la cata puedan entender que es lo que sentiste al degustar tal vino. O, si estás tomando notas, que vos puedas entender lo que quisiste decir una vez que las releas.
No creas que si hacés una oración que parece simple te estás equivocando. Sólo intentá comunicar con algunas palabras lo que tus sentidos te informan a medida que pasas por las diferentes fases de la cata (visual, olfativa y gustativa).
Para poder hablar sobre lo que sentís:
Primero: Hacete preguntas.
Durante la cata, para tener una percepción adecuada, es necesario concentrarse así los sentidos puedan apreciar el vino realmente.
Para lograr esta concentración, es ideal que te vayas haciendo pequeñas preguntas durante cada una de las fases de la cata.
Por ejemplo: ¿Cómo se ve el vino? ¿Cuál es el color predominante? ¿Qué siento al oler la copa? ¿Es agradable o no? ¿A qué es similar ese aroma? ¿Qué recuerdos me trae? ¿Hay armonía entre los gustos? ¿El aroma del vino persiste en boca… ?¿Me gusta este vino? ¿Por qué?
Se que no estamos acostumbrados a sentir «por partes». De prestarle atención a cada uno de los aspectos de lo que estamos consumiendo por separado. Es por ello que te aconsejo que seas paciente, de a poco vas a ir desarrollando tu capacidad de preguntarte sobre lo que sentís cuando catas un vino.
Segundo: Escribí tus propias notas.
Escribí notas sobre los vinos que pruebes y, además, tomá fotos de sus etiquetas ya que te servirán de ayuda memoria.
El acto de tomar nota te ayuda a prestar atención y mantenerte en un estado de concentración. Te doy algunos consejos para que escribas con facilidad tus impresiones sobre los vinos que pruebes en la siguiente entrada: Guía: ¿CÓMO ESCRIBIR NOTAS DE CATA?
Para tomar nota durante la cata, no es necesario que te aprendas una enciclopedia del vocabulario de la enología. Ante todo empleá tus propias palabras, que luego podrás entender con facilidad al releer tus notas. No sirve que te preguntes: ¿qué habré querido decir? Usá tus propias palabras y, a medida que vayas aprendiendo, incorporá el nuevo vocabulario.
Tercero: Nadie puede nombrar lo que no conoce.
Tené en cuenta que el vocabulario que vas emplear está vinculado con tu experiencia de vida. Por ejemplo: si nunca sentiste el aroma a la fruta «lichi» no vas a poder encontrar lichi en una copa de vino. Por ende, no es aconsejable que digas que sentiste este aroma solo porque alguien más lo dijo o porque lo leíste en la etiqueta.
Te doy un ejemplo de algo que sucede en las bodegas de Mendoza. Cuando llega el momento de la degustación junto a los turistas, durante las visitas guiadas, es clave el país de donde vienen para saber lo que van a encontrar en sus copas. Cuando se sirve una copa de vino blanco de x varietal: los visitantes brasileros usualmente encuentran una gran variedad de frutas tropicales; mientras que el visitante argentino promedio probablemente encuentre pera, durazno y, con suerte, melón. El vino no varía, se le sirve el mismo a los argentinos que a los brasileros, pero al tener hábitos de consumo distintos (en Brasil hay mayor cantidad y variedad de frutas tropicales que en Argentina) pueden asociar los aromas que sienten a distintas variedades de frutas.
Consejo # 2: Aprendé los conceptos básicos del vino.
Visto desde fuera, los catadores profesionales tienen un vocabulario sorprendente que puede parecer pomposo con vuelos líricos. Aún así, el vino se puede describir con palabras simples, con un vocabulario que nos es familiar a todos.
Sin que te conviertas en un experto en enología, intentá acumular algunos conocimientos mínimos sobre el mundo del vino. Si todavía no la has leído, podés comenzar por descargar la GUÍA GRATUITA de Iniciación a la cata de vinos.
Siempre que tengas la oportunidad de entablar una conversación con alguien que sepa más sobre vinos, intentá hacerle preguntas y prestá atención a sus respuestas. Por ejemplo, en el restaurante o en una vinoteca, buscá hablar con el profesional que asesora.
Además podés visitar bodegas que estén abiertas al turismo, en donde es probable que puedas hablar con el enólogo, el cual conoce mejor que nadie las características de sus vinos.
No consideres que es un defecto ser curioso y hacer preguntas. Por el contrario, mientras que preguntes con respeto y tengas interés de escuchar las respuestas, podrás aumentar tus conocimientos y hasta forjar nuevas relaciones.
Consejo # 3: Evitá ser muy técnico o muy poético.
Lo que tenés que lograr a la hora de hacer la descripción de un vino es que ésta sea de forma clara, directa y comprensible.
No hace falta que hagas una explicación técnica compleja de los aromas de un varietal, describí tus sensaciones con tus propias palabras. Si en las descripciones de las etiquetas se usaran los enunciados de las moléculas que provocan tal o cual aroma sería indescifrable. Por ejemplo, “aroma de acetato de isoamilo” en vez de “olor a banana/platano” .
Los extremos, emplear un lenguaje muy técnico o muy poético (repleto de figuras retóricas), no cumplen con el objetivo de comunicar a otros lo que se ha sentido al degustar tal o cual vino. De esta forma, el lenguaje deja de ser útil y tiende a ser un simple adorno para las etiquetas o un cuco que aleja a los neófitos del vino por hacerlo parecer difícil, incomprensible e inalcanzable.
Contextulizar: plantate en el momento.
La experiencia del vino es tan personal que al principio, intentarla comunicar a otros puede parecerte difícil. Ponete en contexto y utilizá palabras que signifiquen lo mismo para tus compañeros de cata, así ellos lograrán entenderte.
Date la posibilidad de salir del manual, no se trata de repetir términos. Ponete en contexto, por ejemplo: el mismo vino servido a diferente temperaturas es necesariamente distinto, se siente distinto.
Concentrate en la copa que tenés enfrente, no hagas un copy-paste si a ese vino lo probaste en alguna otra oportunidad. Sentí lo que tiene para contarte ahora esa botella precisa. Además, los sentidos de tu cuerpo no están en iguales condiciones todos los días del año, ni siquiera dentro de las distintas horas de un mismo día. Con lo cual por más que el vino no sea una novedad, su apreciación en ese momento preciso si lo es.
Durante una degustación de vinos, cada persona vive su propia experiencia de una de manera única. Su paladar y cerebro se alían para encontrar entre sus recuerdos “esa palabra” que mejor defina lo que ha sentido.
Para contextualizar el vino en tus notas, podés anotar las condiciones en que se sirvió: temperatura de la botella, temperatura ambiente, hora del día y si fue o no acompañado por alguna comida especificando cual. Estos detalles circunstanciales hacen variar la imagen que guardamos de un vino y puede resultarte útil precisar este contexto en las notas.
¿Cuáles son los términos básicos?
A continuación, te presento una lista con los términos más frecuentes del lenguaje de cata.
👀 Fase visual (el aspecto):
Si querés saber más sobre esta fase no te pierdas el post CATA DE VINOS: FASE VISUAL.
- Limpidez: brillante < claro < velado < nublado < turbio
- Intensidad del color: baja < media < alta
- Matiz del color / Vino blanco: Amarillo verdoso, amarillo canario, amarillo limón, pajizo, dorado, oro, oro viejo y ámbar.
- Matiz del color / Vino tinto: violáceos y azulados, granate (rojo rubí), rojo, caoba y teja.
- Lágrimas o piernas: el vino que cae con mayor lentitud por los lados de la copa. Es la viscosidad o untuosidad que deja el vino al agitar la copa con un movimiento circular.
👃 Fase olfativa (los aromas):
Podés leer más sobre esta fase en: CATA DE VINOS: FASE OLFATIVA
- Intensidad: nula (cerrado) < franca < corta < suficiente < intensa < muy intensa (fragante).
Hay vinos muy fragantes y otros menos expresivos. Se dice que el vino “está cerrado” cuando tarda en «abrirse» (expresar toda su gama aromática). Para que pueda abrirse, hay que darle tiempo; podés dejar la copa unos minutos (agitarla cada tanto) y, luego, volver a sentir el vino.
Otra opción es decantar y oxigenar un vino cerrado. El contacto con el aire favorecerá a que el vino libere los aromas que no podían ser percibidos.
- Aromas: Floral, vegetal, afrutado, especiado, balsámico, a madera.
Si bien concentrarte en aromas específicos de frutas puede ser un desafío, de forma general, es mucho más fácil hablar de frutas en un espectro entre «fresca» y «madura». La fruta fresca la encontrarás en vinos jóvenes. En vinos añejos encontrarás seguramente fruta madura u aromas como a «mermelada» o «conservas».
La herramienta ideal para practicar el reconocimiento de aromas en vinos es la Rueda de los Aromas.
- Calidad aromática: cuando los aromas que percibidos son todos agradables.
Un buen vino será aquel con una buena calidad y persistencia aromática
👅 Fase gustativa (el sabor):
Sobre esta fase podés leer más en el post CATA DE VINOS: FASE GUSTATIVA
- Intensidad: poco intensa < moderada < muy intensa.
Es la fuerza con la que nos sorprenden los sabores en la boca.
- Armonía: es el equilibrio entre todos los componentes que configuran el sabor del vino.
- Estructura: equilibrado/armonioso < correcto < desequilibrado
A través del paladar, se asimilan las sensaciones de volumen, forma y consistencia del vino. La simultaneidad de las diferentes sensaciones crea la «estructura» del vino.
Hablamos de «redondez» (un vino es redondo) cuando es armónico. La forma ideal del vino es la esfera que caracteriza la armonía y el equilibrio.
- Cuerpo: es el peso de un vino en el paladar (cómo se siente en la boca). Hace referencia a la densidad y la consistencia del vino. Es la sensación de volumen que se percibe en la boca.
Cuando el vino tiene un cuerpo ligero, se siente más delgado y más parecido al agua en la boca.
Un vino con cuerpo (consistencia) puede describirse como robusto, completo o estructurado. Son aquellos que cubren el paladar como si fuera crema.
- Temperatura: hace referencia a los grados centígrados a los que se encuentra el vino al ser servido.
La temperatura adecuada realza la expresión de un vino, mientras que una temperatura de servicio demasiado fría o demasiado alta puede fácilmente desfigurarlo.
- Untuosidad: es la sensación de mayor o menor suavidad del vino en su paso por la boca. Un vino untuoso resulta suave, viscoso y oleoso en boca.
- Acidez: verde > vivo > fresco > plano
Cuando degustamos un vino no hablamos de acidez química (pH del vino) sino de la acidez percibida.
El sabor ácido de algunos vinos (a diferencia de la astringencia de los taninos) provoca que la boca salive un poco más, como sucede con el jugo de naranja o con la limonada.
Se dice de un vino demasiado ácido que es «verde». Un vino con una acidez pronunciada, pero aceptable, será «vivo» o «fresco». A la inversa, algunos vinos que no tienen suficiente acidez se describen como «planos».
- Dulzura: un vino dulce puede nombrarse como : abocado, pastoso, meloso, untuoso, grueso
Relación Acidez / dulzura: Un vino puede tener un poco de azúcar residual (un poco de azúcar que ha quedado después de la fermentación), pero puede no tener un sabor «dulce» porque su acidez es alta. Del mismo modo un vino, pese a tener muy poca azúcar, puede llegar a sentirse dulce porque no hay ningún ácido que lo equilibre.
- Astringencia: un vino astringente también puede nombrarse tánico o áspero.
La astringencia es una sensación de sequedad en las encías, la lengua y el paladar debida a la acción de los taninos del vino. Tené en cuenta que cada tipo de varietal tiene distinta proporción de taninos.
Los taninos son moléculas de origen natural que pueden estar presentes en vinos tintos. Hacen que su boca se sienta un poco seca inmediatamente después de tomar un sorbo.
Ejemplo de astringencia es cuando al tomar un té cargado y sin azúcar, se tiene esa sensación de aspereza, como si se secara la boca. Esto sucede porque las papilas gustativas y los tejidos de la boca entran en contacto con los taninos contenidos en el té.
- Alcohol: suave < cálido < alcohólico
- Permanencia en boca: muy corto < corto < largo < muy largo < persistente
Esta forma evoluciona en la boca, si se mantiene durante mucho tiempo se dice que el vino es «largo», si se transforma rápidamente se dice que es «corto».
Kit de recursos:
Para ayudarte a adquirir el vocabulario del vino te voy a presentar una serie de recursos con los que contás dentro de este blog:
➊ GUÍA GRATUITA de Iniciación a la cata de vinos.
➋ El vocabulario del vino.
Es un glosario con los términos más utilizados en el mundo del vino.
Si te gusta el vino y te aficionás a las catas, el lenguaje propio del vino va a serte de gran utilidad. Es importante que aprendas el vocabulario del vino y que seas capaz de emplearlo correctamente. No te aconsejo esto por razones de postureo, sino porque es práctico.
➌ Rueda de los Aromas.
Inicialmente, la mayoría de las personas no pueden reconocer o describir los aromas, por lo que el propósito de la rueda es proporcionar términos para describir los aromas del vino.
➍ ¿Cómo memorizar aromas?
Tené en cuenta que la memoria es un elemento clave a la hora de degustar vinos porque los aromas y sabores de un vino se construyen, en parte, desde elementos externos (emociones, contexto y memoria). Es por ello que el mismo vino no tendrá los mismos aromas y sabores si estos elementos externos son diferentes.
Nuestro aprendizaje del gusto y del olfato comienza muy temprano y moviliza todos los sentidos, señales internas y memoria para construir un sistema personal muy complejo de preferencias y rechazos de cada uno. Pero no es algo fijo, seguimos aprendiendo de aromas y gustos toda nuestra vida con lo cual nuestras preferencias varían.
➎ Las 3 fases de la cata.
➏ Los defectos del vino.
➐ ¿Cómo reconocer un vino de calidad?
Tips para mejorar día a día.
Ahora que tenés las palabras claves para iniciar en el mundo de la cata de vino podés comenzar a tomar nota de los vinos que probás e ir practicando poco a poco. Prestá especial atención a lo que te gusta y lo que no. Conseguirás conocer tus gustos y expresarlos.
Tal vez comiences a notar que te gusta beber diferentes vinos según las circunstancias; acompañado diversos platos y celebrando pequeños y grandes momentos.
Como siempre, aparte de leer etiquetas, revistas y guías, la mejor forma de aprender el vocabulario del vino es practicando.
Como lo dice aquella frase «la práctica hace al maestro».
Sabemos que para aprender a jugar un nuevo deporte hay que conocer las reglas y jugar, jugar y… jugar mucho para ir ganando habilidad, experiencia y competencia. Lo mismo para aprender a tocar un instrumento o aprender un nuevo idioma. ¿Por qué sería distinto para la cata de vino?
Último consejo: No vayas a caer en la tentación de utilizar todos los conceptos en el mismo vino, lógicamente no va a poder contar con todas las características a la vez.
Espero que te haya gustado esta entrada, deseo leerte en los comentarios.